YO TE OFREZCO, SEÑOR
Yo te ofrezco , Señor,
la vejez de mi cuerpo,
mis músculos y mis fuerzas,
que sé que voy perdiendo.
Mi belleza que se apaga
se quedó en el recuerdo,
mismo ojos ya sin brillo,
mis torpes movimientos,
mis piernas ya cansadas
buscando siempre asiento.
Mis manos fatigadas
de tanto que sirvieron,
de ayuda y de caricias
a cuantos acudieron.
yo te ofrezco, Señor
la nada de mi cuerpo,
que fue frágil y fuerte,
que fue joven y bello.
Que pasó por la vida
con vencidos silencios
y hoy, desde este lugar
donde Tu me has puesto
te ofrezco con amor
la vejez de mi cuerpo .
Manuel García, residente de una casa de Asilo en Salamanca.