Cuando me refiero a la peregrinacion, dijo el Papa en su homilia en Santa Marta el día 18 , fiesta de San Lucas, Evangelista, me vienen a la memoria las casas de los sacerdotes que viven en las residencias. El ocaso de todo apostol es : sentirse solo, abandonado, traicionado. Asistido solo por el Señor que no abandona ni traiciona porque El siempre es fiel ya que no puede negarse a si mismo.
La grandeza del apostol es cumplir con su vida lo que Juan Bautista decía:" es necesario que El crezca y que yo disminuya.". El apostol da la vida para que el Señor crezca. Y al final de la vida, el apostol llega al ocaso.
Llamó la atencion sobre esos santuarios de apostolicidad y santidad que son las residencias de los sacerdotes y religiosos ancianos. Estructuras que acogen a buenos sacerdotes y buenas religiosas envejecidas, con el peso de la soledad que esperan que vengan el Señor a llamar a la puerta de sus corazones.
Tendemos, continuó el Pontifice, a olvidar esos santuarios. No son sitios bellos porque uno vé que nos espera, Pero si miramos mas en lo profundo son bellisimos, por la riqueza de humanidad que encierrann. Visitarlos significa hacer verdaderas peregrinaciones.
En las residencias , dijo el Papa, estos religiosos y religiosas ancianos y enfermos, esperan al Señor un poco como S. Pablo. Un poco tristes, realmente pues tambien con una cierta paz, con el rostro alegre. Precisamente por eso hace bien a todos pensar en esa etapa de la vida en que consiste el ocaso del apóstol.
Pidió rogar al Señor que custodie a los sacerdotes y a las religiosas que se hallan en esa fase de la existencia. A fin de que puedan repetir al menos otra vez , como hicieron :"Si, Señor quiero seguirte".
Bella reflexion que comparto especialmente con las casas de reposo y de retiro de Diego de León y Santa María Vico en Italia. A todos nuestros hermanos , a los que han dado todo, a los que han seguido fieles al Señor a pesar de sus enfermedades, sus achaques , su edad. Un recuerdo especial para aquellos que más postrados y más disminuidos nos miran a traves de unos ojos inexpresivos, pero cargados de bondad. A aquellos que no saben ya que han sido unos autenticos cooperadores de Cristo y su Evangelio. Todo nuestro cariño para ellos, y toda nuestra admiracion y agradecimiento por todo lo que han hecho y sobre todo, por todo lo que ahora son.
La grandeza del apostol es cumplir con su vida lo que Juan Bautista decía:" es necesario que El crezca y que yo disminuya.". El apostol da la vida para que el Señor crezca. Y al final de la vida, el apostol llega al ocaso.
Llamó la atencion sobre esos santuarios de apostolicidad y santidad que son las residencias de los sacerdotes y religiosos ancianos. Estructuras que acogen a buenos sacerdotes y buenas religiosas envejecidas, con el peso de la soledad que esperan que vengan el Señor a llamar a la puerta de sus corazones.
Tendemos, continuó el Pontifice, a olvidar esos santuarios. No son sitios bellos porque uno vé que nos espera, Pero si miramos mas en lo profundo son bellisimos, por la riqueza de humanidad que encierrann. Visitarlos significa hacer verdaderas peregrinaciones.
En las residencias , dijo el Papa, estos religiosos y religiosas ancianos y enfermos, esperan al Señor un poco como S. Pablo. Un poco tristes, realmente pues tambien con una cierta paz, con el rostro alegre. Precisamente por eso hace bien a todos pensar en esa etapa de la vida en que consiste el ocaso del apóstol.
Pidió rogar al Señor que custodie a los sacerdotes y a las religiosas que se hallan en esa fase de la existencia. A fin de que puedan repetir al menos otra vez , como hicieron :"Si, Señor quiero seguirte".
Bella reflexion que comparto especialmente con las casas de reposo y de retiro de Diego de León y Santa María Vico en Italia. A todos nuestros hermanos , a los que han dado todo, a los que han seguido fieles al Señor a pesar de sus enfermedades, sus achaques , su edad. Un recuerdo especial para aquellos que más postrados y más disminuidos nos miran a traves de unos ojos inexpresivos, pero cargados de bondad. A aquellos que no saben ya que han sido unos autenticos cooperadores de Cristo y su Evangelio. Todo nuestro cariño para ellos, y toda nuestra admiracion y agradecimiento por todo lo que han hecho y sobre todo, por todo lo que ahora son.
