Un blog simpatico.

martes, 22 de octubre de 2013

EL SUICIDIO


El león nuevamente no sabe qué rumbo seguir. Se detiene frente una encrucijada. Las posibilidades, al igual que al inicio del trayecto, son múltiples. Tras largo tiempo de caminar sin detenerse, nuevamente debe descansar para definir de manera correcta el resto de su trayecto. Se tira en el piso. Reflexiona. Se lame las patas y las garras. Las garras se encuentran desgastadas y siente, tristemente, como su cuerpo ya no es el mismo de cuando inició su camino. Ha ganado peso, ha perdido la inocencia que lo caracterizaba dentro de su manada y sus inseguridades y sus miedos se han incrementado… ahora conoce más… más de la bondad, la maldad, la belleza, la tristeza, la soledad, la felicidad… en fin, conoce más de la selva. La encrucijada le brinda la oportunidad de detenerse y darse un respiro de todo esto, la posibilidad de reflexionar acerca el camino recorrido y de observar y analizar los diferentes senderos que se encuentran frente a él…

Detenerse es necesario para el joven león ya que, después de todo, es un ser reflexivo y poco intempestivo. Cree firmemente en el destino y sabe que, en este preciso instante, debe detenerse un momento, evaluarse a sí mismo. La necesidad de detenerse antes de tomar una decisión importante la heredó de su padre; la fuerza para seguir adelante tras elegir el camino a seguir, indudablemente, la sacó de su guerrera madre. El león tiene una gran ventaja: es sumamente realista. Se conoce lo suficiente para aceptar sus limitaciones y no busca ni aventuras imposibles, ni enfrentamientos que no lo llevarán a ninguna parte. Él sabe que no podría lanzarse del barranco, ni proseguir su trayecto por agua... El pragmático león elegirá entre las posibilidades que su preparación y su propia naturaleza le permitan enfrentar.

De los cuatro caminos posibles, aún no sabe cuál habrá de tomar. Recuerda a su manada… tal vez ahí esté la clave para determinar el camino correcto a seguir. La clave podría estar ahí ya que, después de todo, ha llegado hasta aquí a base de corazonadas, escuchando y analizando sus demonios actuales y pasados. Sin embargo, en este momento pensar en la manada no parece ser una opción viable. Se encuentra muy lejos de ella y todo lo que en el pasado le enseñaron, a pesar de que le ha sido muy útil para sobrevivir durante estos años, no le servirá mucho para tomar esta decisión. Él lo sabe. Esta vez, al igual que en los últimos años, se encuentra completamente solo. Sin embargo, sabe que el mundo es cíclico y que, frente a cada decisión importante, debe volver sus ojos al pasado. Ahí están todas las respuestas. Ahí han estado siempre todas las respuestas.

Si no está en el origen, la respuesta debe estar en el camino. Se pone a analizar su trayecto. Ha sido difícil sin duda, lejos de lo que conoce y domina, repleto de constantes retos que le han obligado a reflexionar y a crecer de manera mucho más rápida que a los demás miembros de su manada. A veces los extraña, pero él sabe lo importante que es seguir cumpliendo con su destino. Está convencido de que, hasta ahora, ha sabido tomar las decisiones correctas, por lo que, para seguir adelante, debe recordar lo que ha vivido en el camino, qué fue lo que le dijeron quienes lo han acompañado, cómo influyeron para que él haya llegado hasta este punto. También debe recordar los acontecimientos… las veredas por las que atravesó, sus peligros, la manera en la que superó los obstáculos…

Esta reflexión le permite concluir que, debido al material con el que están construidas sus garras, no debe tomar el primer sendero que, aunque muy bello, se encuentra plagado de esas piedras que tanto pueden dañárselas. Es un buen sendero, sin embargo, sabe que no es para él. El segundo tampoco es una buena opción, no conoce ni domina el terreno y, sin una orientación constante, fácilmente se podría perder, como le ha ocurrido en otras ocasiones. A pesar de que está cansado, quedarse inmóvil tampoco es una posibilidad… ha caminado tanto que el rendirse ahora, simplemente no parece ser una opción viable. Existen otros dos caminos, ambos son posibles y bellos, y el león no sabe por cuál de estos decidirse. Uno de ellos está rodeado de árboles frutales. Él conoce de árboles frutales. Durante uno de sus trayectos atravesó una pradera repleta de ellos. Reconoce una señal. Observa más de cerca el camino… se ve largo y complicado, sin embargo, es montañoso y él domina los terrenos montañosos. Adicionalmente, los árboles frutales le permitirán conseguir alimento. Decide irse por este camino. Nuevamente su pasado y su fe en el destino, le han ayudado a delimitar su futuro.

Existe una diferencia trascendental con respecto al resto de las encrucijadas a las que se ha enfrentado a lo largo de su vida: esta vez existe la posibilidad de ser acompañado por un guía. Al león esto le genera un tanto de confusión ya que, a pesar de que se ha topado con muchos seres a lo largo de su trayecto que lo han apoyado e impulsado, nunca ha tenido a alguien que lo acompañe en su camino. Es un ser un tanto solitario, sin embargo, sabe que necesita este guía ya que, aunque tenga conocimientos previos a lo largo de su viaje, el camino que observa delante es sinuoso y desconocido.

Más animales a su alrededor, provenientes de diferentes latitudes y de diversas manadas, llegan a la misma encrucijada, eligen a su guía y emprenden su camino. El león no quiere quedarse atrás y observa fijamente a los potenciales guías. Hay chimpancés que podrían serle muy útiles para conseguir los frutos, leopardos que con su velocidad le permitirán llegar sumamente rápido al final del camino y perezosos que con facilidad podrían sentarse en su lomo sin representar mayor carga o peso para el trayecto. Sin embargo, él no quiere eso. Él quiere un guía al que le tenga plena confianza, al que le pueda externar sus miedos, sus preocupaciones… ya que, aunque no lo exprese mucho, el león es profundamente tímido y le aterroriza la posibilidad de fracasar en su misión y de externar sus múltiples debilidades.

Una leona inmediatamente le da confianza. Algo de esta leona le recuerda a su madre. Sí… es una guerrera como ella. Podría llevar, al igual que se madre, a toda su manada a cuestas. El joven león ha vivido rodeado de leonas fuertes. Y no sólo de leonas, sino de tigresas, simias, elefantas y yeguas que son verdaderas guerreras. Tiene plena confianza en ellas, cree en su inacabable fuerza física y mental. Esta leona tiene eso, es de esa estirpe de grandes hembras que, cuando se lo proponen, pueden sacar al mundo entero adelante. Tímidamente el león se acerca y le solicita su apoyo. Ella, muy amablemente, acepta. Deberá luchar, le advierte, ya que ella no se detiene. El león, un tanto temeroso e intimidado, acepta.

Con guía y el camino decidido, el león comienza el trayecto. No sabe si, como oye de muchos de los demás animales, es la última parte del camino, si es un segmento más de lo que ya se ha enfrentado, o si es el comienzo de una aventura aún más grande. Eso a él no le importa mucho. El destino será el que determine qué parte de su vida determine este curioso sendero. A él sólo le queda seguir luchando. El resto será su destino enfrentarlo… Publicado por Jaime en 13:07 4 comentarios: domingo, 30 de mayo de 2010

Suicidio

El suicidio es un fenómeno que ha acompañado al hombre prácticamente desde sus orígenes. Independientemente de nuestra postura personal con respecto al controvertido tema, la realidad es que un acontecimiento que existe y que, en algunas ocasiones, sus repercusiones no sólo se limitan a los ámbitos personales o familiares, sino afectan en esferas mucho más amplias. En la actualidad ya se tiene mucho mayor conciencia de los factores químicos y biológicos que influyen en las personas que toman la determinación de terminar con su vida por lo que, afortunadamente, gracias al trabajo de la ciencia, se han podido quitar una serie de estigmas que durante siglos impusieron la religión, la sociedad e incluso la legislación, para sancionar a quienes, por una multiplicidad de situaciones, se viesen orillados a tomar esta decisión.

Aunado a este factor, el suicidio es un fenómeno social y cultural que se ha visto reflejado de manera consecuente en la cultura popular. Desafortunadamente grandes escritores, pintores, actores y músicos en ocasiones son más recordados por su triste final que por la calidad o complejidad de su obra. La fascinación de la sociedad con este tema ha llevado a que se inmortalicen ciertos personajes literarios que terminaron trágicamente con su vida, como por ejemplo, las grandes heroínas de la literatura europea del siglo XIX, Emma Bovary y Anna Karenina, o algunos de los más célebres personajes shakesperianos (Ofelia, Romeo y Julieta). Sin embargo, es importante recordar que los finales trágicos a consecuencia de suicidios no se limitan a la novela europea moderna, sino que en las tragedias griegas, los libros religiosos (sólo en la Biblia podemos mencionar dos casos paradigmáticos: Judas Iscariote y Sansón) y prácticamente en todas las mitologías (Narciso, por ejemplo) encontramos historias con este tipo de finales.

Tristemente, como ya mencioné, este es un asunto que no se limita a personajes o seres mitológicos. Por ejemplo, grandes escritores del siglo pasado -como Kawabata, Hemingway, Sylvia Plath, Alfonsina Storni y Virginia Woolf- a causa del hastío y la depresión, terminaron violentamente con su vida. Pintores como Vincent Van Gogh hicieron lo propio, mientras que otros, como Frida Kahlo y Paul Gauguin, lo intentaron fallidamente en reiteradas ocasiones. Músicos como Kurt Cubain, Tchaikovsky y Violeta Parra terminaron anticipadamente con sus vidas y sus trágicas muertes sirvieron para transformarlos en íconos aún más grandes de lo que fueron en vida. El mundo de la moda, por ejemplo, recientemente fue violentamente sacudido ante el suicidio de su “niño genio” Alexander McQueen. En el caso de grandes políticos como Nerón, Cleopatra, Adolfo Hitler y Getulio Vargas, su decisión de terminar con su vida cambió para siempre la faz de la tierra y el rumbo no sólo de sus allegados cercanos, sino de millones y millones de personas en todos los rincones de la Tierra.

En México no somos ajenos a dramáticas historias de suicidios. A finales del siglo XIX el escritor Manuel Acuña, conocido por su famosísimo Nocturno (que tiene una estrofa rarísima que dice literalmente: “los dos, un alma sola, los dos, un solo pecho, y en medio de nosotros mi madre como un Dios”), se suicidó debido al supuesto amor no correspondido de Rosario de la Peña (a la cual posteriormente se le relacionó con José Martí). En 1931 Antonieta Rivas Mercado, famosa escritora y mecenas de intelectuales mexicanos, se quitó la vida en pleno Notre Dame con la pistola de su ex pareja sentimental, José Vasconcelos. La supuesta ruptura con el ex candidato presidencial y escritor se consideró la principal razón de su trágico deceso. Años después, la hermosa actriz Miroslava Stern haría lo propio, supuestamente, tras enterarse del matrimonio de Luis Miguel Dominguín con Lucía Bosé (los padres de nuestro querido Miguel Bosé). Curiosamente al mismo tiempo que se cremaba a Miroslava, se estrenaba la película “Ensayo de un crimen” de Luis Buñuel, en la cual se quemaba a una figura de cera de tamaño natural de la actriz en un horno. Las actrices Lupe Vélez y Pina Pellicer y la cantante vernácula Lucha Reyes también terminaron con su existencia en circunstancias similares. Víctima del dolor a causa del cáncer, también terminó con su vida el ícono de la era dorada del cine nacional: Pedro Armendáriz.

Como vemos el suicidio es un fenómeno nos ha acompañado siempre y que, hoy en día, gracias a los avances de la ciencia, se puede combatir de una manera mucho más adecuada y certera. El sufrimiento a niveles extremos, aunque no se puede eliminar por completo, ya puede ser combatido, lo que abre una ventana de oportunidad a miles y miles de personas que han perdido, por diferentes razones, las ganas de vivir. A pesar de ello, la problemática sigue presente y estoy convencido de que, para combatirlo, es necesario “desdogmatizarlo” y “humanizarlo”, en aras de que exista la posibilidad de que como sociedad apoyemos a las personas que pasan por momentos difíciles y evitar que sus casos evolucionen de manera fatal… Y sólo sensibilizándonos y hablando abiertamente de ello lo podemos lograr… Buenas noches y buena suerte…

PD: "El suicidio" de Edouard Manet Publicado por Jaime en 21:36 4 comentarios: sábado, 29 de mayo de 2010 Un pequeño cuento urbano vol. 1

De repente, Ana Luisa abre los ojos. Lo primero que observa es el humedecido y maltratado techo de su pequeña vivienda ubicada en la gigantesca y populosa zona metropolitana de la Ciudad de México. Parpadea un par de veces, se voltea hacia la derecha y abraza fuertemente la vieja y ligera cobija de algodón que le regalaron, hace ya casi 21 años, sus difuntos padres poco antes del nacimiento de su hijo Dany. La raída manta, a pesar de que ya hace años que no le proporciona absolutamente nada de calor, se ha convertido en su fiel compañera en el largo y difícil trayecto que ha recorrido desde que se enteró, días antes de su fiesta de quince años, que estaba embarazada. Al menos, piensa Ana Luisa, a diferencia de todos los demás, esta pequeña cobija no la ha abandonado…

Ana Luisa observa, entre sueños, la hora en el reloj despertador que se encuentra recargado en el pequeño buró de un lado de su cama. Son las 7:30. Sabe que en un par de horas tendrá que levantarse y comenzar con la tediosa y molesta rutina de todos los días. Trata de no pensar en eso. Trata de cerrar los ojos y de recuperar el sueño. De repente, y sin que nadie lo hubiese llamado, aparece la maldita angustia. Desesperada, Ana Luisa trata de recuperar esos breves instantes de efímera paz que vivió antes de que su insaciable compañera hiciese su espectacular acto de aparición. Sabe que no lo logrará. Sabe que la ansiedad la ha vencido por completo. Sabe que es una batalla que ha perdido. Sabe que es una batalla más que ha perdido…

Lastimosamente Ana Luisa se sienta en la orilla de la cama. Voltea a verse su cuerpo. Se siente asqueada al ver el tamaño de sus piernas y su gigantesca barriga. Todo el mundo le dice que se sigue conservando maravillosamente y que sigue siendo una mujer atractiva y guapa. Ella está convencida de lo contrario. Critica ferozmente su cuerpo a la primera oportunidad que tiene y se avergüenza profundamente de su “creciente” tamaño y de sus “grotescas” dimensiones. Se siente vieja, fea y gorda. Ya ni la bulimia, ni las pastillas, ni los diuréticos son suficientes para callar las voces que le gritan todos los días que es una cerda, que no vale absolutamente nada y que nadie, absolutamente nadie, estaría dispuesto a compartir su vida con alguien así…

Se levanta. No soporta más la sensación que le provoca su supuesta gordura y prefiere pararse que seguir viendo la “terrible” imagen que se refleja en el enorme espejo que se encuentra colgado enfrente de su pequeña y desordenada cama. Siente una punzada en el estómago. Voltea a su alrededor para buscar algo con lo cual saciar su perfectamente natural apetito matutino. “Por eso estás así Ana Luisa” repite en voz alta y, para evitar la tentación de comer, comienza a recoger toda la ropa que se encuentra tirada alrededor de su caótica habitación. La ropa sucia lleva días sin ser lavada. Ana Luisa no ha tenido dinero para comprarse jabón. La realidad es que tampoco hay comida. Su última quincena se la gastó un día después de recibirla en una blusita de Zara la que, supuestamente, le disimulaba mucho la panza. Inversión a largo plazo, le argumentó a sus hermanas. A consecuencia de su “inversión a largo plazo”, Ana Luisa lleva días sin un solo peso y comiendo cualquier chuchería que les mendiga a sus compañeros del trabajo. “Al menos así bajarás de peso Ana Luisa”, vuelve a repetir en voz alta.

Sigue recogiendo ropa. La junta y la avienta en el espacio que acondicionó como armario y que no es más que un tubo empotrado en la maltrecha pared que amenaza todos los días con caerse frente a la llegada de más y más aditamentos. De repente, se topa con un calcetín. El calcetín no es suyo, es de Dany. Hace días que no sabe de él. Espera verlo el próximo domingo. Extraña profundamente tenerlo a su lado, pero está convencida de que, como dice el padre del jovencito, sino es capaz de cuidarse a ella misma, menos lo puede hacer con alguien más… De repente, suena su teléfono celular. Ana Luisa corre a contestar. Reconoce el número de Óscar. Apaga el celular. No quiere saber absolutamente nada de él. Rompió su promesa. Ana Luisa no le había pedido ni fidelidad, ni amor, ni respeto, ni exclusividad... sólo le había pedido que nunca, por nada del mundo, le pegase en la cara. Rompió su promesa. “Dany no puede verme así” gritaba desesperada, mientras un energúmeno Óscar le pateaba violentamente su cara. Recuerda porqué lleva días sin ver a Dany. Tratando de evitar el amargo recuerdo, decide meterse a la regadera... Buenas noches y buena suerte…

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